Capilla de San Bartolo al atardecer
Como exorcismo contra M.A.T.
1.
Aún tengo el sabor de las piedras en mi boca, hace frío
y en el balcón del hotel te acaricio horadando los océanos.
El Señor observa desde sus columnas ocres el mar sordo.
En lo alto del promontorio, la cruz arde envuelta de sonidos
que al ocaso se hacen ecos en el olvido del camal.
Oscurecida virgen mira el fondo de su templo a dos aguas
donde la fe del gozo vence a las palabras mordidas.
Y la inmensidad cicatrizada del pellejo de los cielos
ahoga la cáscara del océano y lo curva a su antojo.
El vapor aromático de las entrañas de los toros
sangre para mi cogote en buen vaso caporal.
Mi padre en su reata mi madre en la punta de su enagua
Era feliz y es cierto que apesto a tus vapores
Y ahora tu cuerpo del otro lado de la cama desmayado
más bello que el sopor de tu orgasmo vacuno
y me preguntas en la madrugada si el arenal
es tan azul como los ojos de los bueyes degollados.
2.
El anular toca el anzuelo de tu hocico y
qué otro cuerpo soldará a tu brida la palabra te amo
En la luz azul de la nada que dejó mi arpón
Que la usura y el destaje han olvidado
sobre todos los colchones tiesos de la agonía
cuajada sobre un epígrafe sin pétalos ni rocío
en el hierro de la noche sin tu timonel
y en el coro a tus relinchos tañendo de estruendoso tejido
cual grasa inerte podrida en el tiempo
que ni el mar olvida y jamás la memoria que te asfixia.
3.
Dermis de las naranjas y grupa generosa, sueño sin canto
y un sherzo sin coros como epitafio a barlovento.
Del estanque sin coágulos la sangraza hace sendas
Busca el sol y a borbotones gana la orilla e infecta.
Ahogada en el salitre y envuelta en la luz cenital
tu roes el seso glorioso del falo embriagado
y la sublime Aparición y el furioso susurro
cual beso falaz de un chelo enturbiado en piscos.
Virgen de los témpanos perdónanos a pesar del amor
desnudos viscerales engallaste mi maligno estilete.
Dos seres seminales y sus marinas feuilles mortes.
el latido galvanizado como ofrenda de los amantes
Como exorcismo contra M.A.T.
1.
Aún tengo el sabor de las piedras en mi boca, hace frío
y en el balcón del hotel te acaricio horadando los océanos.
El Señor observa desde sus columnas ocres el mar sordo.
En lo alto del promontorio, la cruz arde envuelta de sonidos
que al ocaso se hacen ecos en el olvido del camal.
Oscurecida virgen mira el fondo de su templo a dos aguas
donde la fe del gozo vence a las palabras mordidas.
Y la inmensidad cicatrizada del pellejo de los cielos
ahoga la cáscara del océano y lo curva a su antojo.
El vapor aromático de las entrañas de los toros
sangre para mi cogote en buen vaso caporal.
Mi padre en su reata mi madre en la punta de su enagua
Era feliz y es cierto que apesto a tus vapores
Y ahora tu cuerpo del otro lado de la cama desmayado
más bello que el sopor de tu orgasmo vacuno
y me preguntas en la madrugada si el arenal
es tan azul como los ojos de los bueyes degollados.
2.
El anular toca el anzuelo de tu hocico y
qué otro cuerpo soldará a tu brida la palabra te amo
En la luz azul de la nada que dejó mi arpón
Que la usura y el destaje han olvidado
sobre todos los colchones tiesos de la agonía
cuajada sobre un epígrafe sin pétalos ni rocío
en el hierro de la noche sin tu timonel
y en el coro a tus relinchos tañendo de estruendoso tejido
cual grasa inerte podrida en el tiempo
que ni el mar olvida y jamás la memoria que te asfixia.
3.
Dermis de las naranjas y grupa generosa, sueño sin canto
y un sherzo sin coros como epitafio a barlovento.
Del estanque sin coágulos la sangraza hace sendas
Busca el sol y a borbotones gana la orilla e infecta.
Ahogada en el salitre y envuelta en la luz cenital
tu roes el seso glorioso del falo embriagado
y la sublime Aparición y el furioso susurro
cual beso falaz de un chelo enturbiado en piscos.
Virgen de los témpanos perdónanos a pesar del amor
desnudos viscerales engallaste mi maligno estilete.
Dos seres seminales y sus marinas feuilles mortes.
el latido galvanizado como ofrenda de los amantes
que se quisieron tanto que ahora están mejor muertos.
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