Cuarto de caza
[a la manera de J. Alfred Prufrock]
1.
Y otra vez esa lengua en mi boca, el óxido
de tus vapores como esa niebla, la atarraya a sotavento
Aquel fraseo que cuela el tedio y no halla la luz
Qué hago para olvidar esa mañana entre las piedras
El mar que tasajeaba nuestras orillas de oleadas pardas
Tu advertencia del odio precoz y sus alzadas primaveras
Los crustáceos podridos y su tufo al barro desconfiado
El oleaje es pleno en perplejidad según su lencería
Yo que te nadaba en sílabas de los polvos repentinos, y
Los veraneantes nos desafían en los muelles de cenizas.
De la mano, extendidos en la arena, junto a ti y a mi
Qué cielos le daban ese tinte caramelo a tu mirada.
Y otra vez el cuerpo fresco cual papiro sin encantos
Ese espasmo a gorrión traza curvada la mañana
Marchito del lenguaje de mi pellejo asas memorizado
Vientos de abril, cometa del primer hijo. Qué de fotos y acné
Ese verano desollaba el montepío del amor huesudo
Y cuán viejos descubrimos las constelaciones del asombro
Tu mirada a vajilla petrificada, aquel sebo de rutinas
Y uno exigiendo que se marche la marea y tus galeones
Al sur, instalados en la mar del ciento por ciento
Frente a las fuentes del ojo de pescados vi tu lágrima
Y una historia que no acabo de saber por más señales
Vida de mierda como una tarde de pañales y agua de azahar.
2.
Tengo 30 años, 3 hijos y un hombre que no regula mi ciclo
Un buen hijo de puta que me penetra hasta sangrarme
No encuentro su cara ni cómo voltea mis esperanzas.
Es ducho por las mañanas y me duerme su olor a cerdo.
Sí, su infierno de quincenas me atan a su cabalgadura
Como mi hociquillo dolido ama su infierno si no existiera.
Su miembro a ese almidón del nunca más profundo.
Hombre de lengua infecta, tóxico de mis alumbres.
Tengo 30 años, más de lo que envejecí como un chal
Un deseo circular cual constelación desde mis ovarios,
Me importa un rábano sus úlceras si nos ahogamos al fin.
Las sirenas tras la tormenta entre sus piernas, el cielo rojizo,
Tu baba a nínfula es costra de este hoy en los diarios
abro mi bragueta, meo, y ella de hinojos recibe un himno
Losa de ignoto amante en zapatillas, qué de orgasmos
Cuando así le falló el aliento, llorada se soñó en cruz
Madre de pecho, cal de su grey, puja y otra vez las sirenas.
Era noche entonces ¿vives con el? --ese tigre impío.
alzaste el teléfono, dormía el niño y oí tu voz carnuda
Tus labios colorados, el aliento a caracola de ciego novio
Y jamás corazón más cuerdo estuvo en el vivo peligro
Ni su penetrado húmedo, ahogado, goteando en el vacío.
[a la manera de J. Alfred Prufrock]
1.
Y otra vez esa lengua en mi boca, el óxido
de tus vapores como esa niebla, la atarraya a sotavento
Aquel fraseo que cuela el tedio y no halla la luz
Qué hago para olvidar esa mañana entre las piedras
El mar que tasajeaba nuestras orillas de oleadas pardas
Tu advertencia del odio precoz y sus alzadas primaveras
Los crustáceos podridos y su tufo al barro desconfiado
El oleaje es pleno en perplejidad según su lencería
Yo que te nadaba en sílabas de los polvos repentinos, y
Los veraneantes nos desafían en los muelles de cenizas.
De la mano, extendidos en la arena, junto a ti y a mi
Qué cielos le daban ese tinte caramelo a tu mirada.
Y otra vez el cuerpo fresco cual papiro sin encantos
Ese espasmo a gorrión traza curvada la mañana
Marchito del lenguaje de mi pellejo asas memorizado
Vientos de abril, cometa del primer hijo. Qué de fotos y acné
Ese verano desollaba el montepío del amor huesudo
Y cuán viejos descubrimos las constelaciones del asombro
Tu mirada a vajilla petrificada, aquel sebo de rutinas
Y uno exigiendo que se marche la marea y tus galeones
Al sur, instalados en la mar del ciento por ciento
Frente a las fuentes del ojo de pescados vi tu lágrima
Y una historia que no acabo de saber por más señales
Vida de mierda como una tarde de pañales y agua de azahar.
2.
Tengo 30 años, 3 hijos y un hombre que no regula mi ciclo
Un buen hijo de puta que me penetra hasta sangrarme
No encuentro su cara ni cómo voltea mis esperanzas.
Es ducho por las mañanas y me duerme su olor a cerdo.
Sí, su infierno de quincenas me atan a su cabalgadura
Como mi hociquillo dolido ama su infierno si no existiera.
Su miembro a ese almidón del nunca más profundo.
Hombre de lengua infecta, tóxico de mis alumbres.
Tengo 30 años, más de lo que envejecí como un chal
Un deseo circular cual constelación desde mis ovarios,
Me importa un rábano sus úlceras si nos ahogamos al fin.
Las sirenas tras la tormenta entre sus piernas, el cielo rojizo,
Tu baba a nínfula es costra de este hoy en los diarios
abro mi bragueta, meo, y ella de hinojos recibe un himno
Losa de ignoto amante en zapatillas, qué de orgasmos
Cuando así le falló el aliento, llorada se soñó en cruz
Madre de pecho, cal de su grey, puja y otra vez las sirenas.
Era noche entonces ¿vives con el? --ese tigre impío.
alzaste el teléfono, dormía el niño y oí tu voz carnuda
Tus labios colorados, el aliento a caracola de ciego novio
Y jamás corazón más cuerdo estuvo en el vivo peligro
Ni su penetrado húmedo, ahogado, goteando en el vacío.
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