Tren del Sur
A Omar Aramayo
El carnaje ha tatuado la pradera
Y cosido a la totora el bramado sigilo
Silban las esquirlas en la tos del altiplano.
Los cogotes relinchan de colores despellejados
Y al acecho viaja el vértigo latigueando.
La helada de la muerte se enamora
Fatigan los zorros en sus pabellones
Y conquistados, y con la grey acechada, cávense
Cual trazo contrahecho de Lenzora.
Hielan las zampoñas en sus vinagres y
Que no haya misericordia por ustedes
Los de la guapura en los oleos de combate.
Una postal es el retrato en la Estación de Arequipa.
Una acuarela de rostros fieros pisados al anden
¡Qué enemigos de enemigos!
¡Qué seso para discretos!
En el Claustro de los Naranjos han trazado el fin
La línea entre el poder y los cuerpos reventados
Así aclara el rojo indio de ojos prodigiosos.
La columna tomará el diluvio de febrero
Y la Candelaría anudará un bendito seas al fin,
Las botas encarnecerán la cascada de lava negra
Y la trocha del agua y los muertos a empellones
Arderán en los túmulos de una patria coagulada.
Y aquella noche partieron, silbaban por no gatillar
¿Estará Martín Chambi presto a la luz del viento?
Preguntan antes que la noche los llague de zorros
Rastreando el cieno, se irán por langas a mejor vida,
La cordillera, sus ponchos, los inconfesos de hoz.
A Omar Aramayo
El carnaje ha tatuado la pradera
Y cosido a la totora el bramado sigilo
Silban las esquirlas en la tos del altiplano.
Los cogotes relinchan de colores despellejados
Y al acecho viaja el vértigo latigueando.
La helada de la muerte se enamora
Fatigan los zorros en sus pabellones
Y conquistados, y con la grey acechada, cávense
Cual trazo contrahecho de Lenzora.
Hielan las zampoñas en sus vinagres y
Que no haya misericordia por ustedes
Los de la guapura en los oleos de combate.
Una postal es el retrato en la Estación de Arequipa.
Una acuarela de rostros fieros pisados al anden
¡Qué enemigos de enemigos!
¡Qué seso para discretos!
En el Claustro de los Naranjos han trazado el fin
La línea entre el poder y los cuerpos reventados
Así aclara el rojo indio de ojos prodigiosos.
La columna tomará el diluvio de febrero
Y la Candelaría anudará un bendito seas al fin,
Las botas encarnecerán la cascada de lava negra
Y la trocha del agua y los muertos a empellones
Arderán en los túmulos de una patria coagulada.
Y aquella noche partieron, silbaban por no gatillar
¿Estará Martín Chambi presto a la luz del viento?
Preguntan antes que la noche los llague de zorros
Rastreando el cieno, se irán por langas a mejor vida,
La cordillera, sus ponchos, los inconfesos de hoz.
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