Figura en obsequio de la sombra
Chuqchaytan wayra
Apachqan huq huaqllamanta
[El viento se está llevando
uno por uno el sueño de mi cabellera]
Máximo Damián según tradujo Arnulfo Fuentes mientras Hugo Crespo escuchaba.
1.
Mi criatura traveseó con A4AD, luego cerró los ojos.
Yo le dije uno siempre tiene la misma edad
Y tomé su muslo al latido de su jean
El vaho de sus entraña, ahora más fuerte y la tarde en su nuca.
Tiene apenas 18, habló su tallo, la emulsión de sus pechos.
Del dulce tiempo en la edad primera [Petrarca, dixit]
La lengua la enlazó acariciando sus junturas
El cuerpo tembloroso a mis dedos
El vello incendiándose en transitura al aullido
Leopardi diría:
Non sai che smisurato amor, che affanni intensi,
Che indicibili moi e che deliri movesti in me;
ne verra tempo alcuno che tu l’intenda.
Corazón mío, y te llevé a la cama y leve te abandonaste
Rodó el tablero y las piezas flotaron.
Y así estás expuesta al astro de la hiel
y el talud de sus turgencias brama cual yerba en venganza
en el arrobo del ecran y su ampolla somnolienta.
2.
Ahora retardas el haz de tus contornos en mi ventana
y ante la sorpresa del cielo y aquel difuso ciprés,
el cernícalo descorre el telón en el preciso instante
que su trino incendia la noche sólo con mi vida.
80 días vinieron a trasojar el corporal de tu mirada
y tu vientre fue anillo de luz y roca viva que aún travesea.
Ojo de la palabra, muéstrame ese cuerpo a brazadas
Vestida de torbellinos, tu pelvis ruega
y disoluta tus efigies y tus orillas de pureza y enjambres.
¡Oh sombra de luz¡,
Quédate embarcada a mis pelambres
Que en los vientre absoluto de los cuervos he visto el gesto,
aquel himno de la espuma retozante y la memoria mordida,
esa cresta eréctil de tu platea que ahora es una epifanía
y cerrada la sala y la taquilla, soy así de los vencidos.
El pacto es tan ardiente como la afilada cicatriz
del jazzeado amor y el anclaje del cuerpo y su sintaxis.
Carnosa es la liviandad de la garúa en el pétalo enamorado,
y el primer plano de atrapar el verso y bajar tus sedas.
o el rubor de llamarse mi arrecha flor, mi flor de guerra.
Déjame así, tras tus ojos ocultarte mis líquidos encurtidos
deja que retrate la cadencia de tus cabellos al correr
el fotograma a perfume del delirio, sus vellos y su nochería
Y aleja de la vitrola tu voz y no se tú, la lluvia no me moja.
3.
Y cae tu aroma densa como mi fermentado y ensabanado ron
un islote es este grama y el chorro de luz me desolla
sólo el sonido de las dulzuras altas son las emboscadas.
Esas pisadas a felino que sabe a exilios y carne viva.
El sueño está frente a tu horma, guiones e historietas
que locamente agita el corazón de todos, los de utilería.
Y porque no somos más que esos granujas del escarnio
ocultos en la garganta de los butacas y sus puñales.
Emergeré así del lecho y todo el resto es literatura,
repondré el corazón en el cemento,
para asumir el cortejo, tu lencería y sus cerrojos
Solo para que no salgas más de la pantalla, de estrella o de
de mi sombra y el jaque mate de mi séptima sepultura.
En la oscuridad me extrañaste un momento
y nunca fuimos duros bajo la luz del día.
Chuqchaytan wayra
Apachqan huq huaqllamanta
[El viento se está llevando
uno por uno el sueño de mi cabellera]
Máximo Damián según tradujo Arnulfo Fuentes mientras Hugo Crespo escuchaba.
1.
Mi criatura traveseó con A4AD, luego cerró los ojos.
Yo le dije uno siempre tiene la misma edad
Y tomé su muslo al latido de su jean
El vaho de sus entraña, ahora más fuerte y la tarde en su nuca.
Tiene apenas 18, habló su tallo, la emulsión de sus pechos.
Del dulce tiempo en la edad primera [Petrarca, dixit]
La lengua la enlazó acariciando sus junturas
El cuerpo tembloroso a mis dedos
El vello incendiándose en transitura al aullido
Leopardi diría:
Non sai che smisurato amor, che affanni intensi,
Che indicibili moi e che deliri movesti in me;
ne verra tempo alcuno che tu l’intenda.
Corazón mío, y te llevé a la cama y leve te abandonaste
Rodó el tablero y las piezas flotaron.
Y así estás expuesta al astro de la hiel
y el talud de sus turgencias brama cual yerba en venganza
en el arrobo del ecran y su ampolla somnolienta.
2.
Ahora retardas el haz de tus contornos en mi ventana
y ante la sorpresa del cielo y aquel difuso ciprés,
el cernícalo descorre el telón en el preciso instante
que su trino incendia la noche sólo con mi vida.
80 días vinieron a trasojar el corporal de tu mirada
y tu vientre fue anillo de luz y roca viva que aún travesea.
Ojo de la palabra, muéstrame ese cuerpo a brazadas
Vestida de torbellinos, tu pelvis ruega
y disoluta tus efigies y tus orillas de pureza y enjambres.
¡Oh sombra de luz¡,
Quédate embarcada a mis pelambres
Que en los vientre absoluto de los cuervos he visto el gesto,
aquel himno de la espuma retozante y la memoria mordida,
esa cresta eréctil de tu platea que ahora es una epifanía
y cerrada la sala y la taquilla, soy así de los vencidos.
El pacto es tan ardiente como la afilada cicatriz
del jazzeado amor y el anclaje del cuerpo y su sintaxis.
Carnosa es la liviandad de la garúa en el pétalo enamorado,
y el primer plano de atrapar el verso y bajar tus sedas.
o el rubor de llamarse mi arrecha flor, mi flor de guerra.
Déjame así, tras tus ojos ocultarte mis líquidos encurtidos
deja que retrate la cadencia de tus cabellos al correr
el fotograma a perfume del delirio, sus vellos y su nochería
Y aleja de la vitrola tu voz y no se tú, la lluvia no me moja.
3.
Y cae tu aroma densa como mi fermentado y ensabanado ron
un islote es este grama y el chorro de luz me desolla
sólo el sonido de las dulzuras altas son las emboscadas.
Esas pisadas a felino que sabe a exilios y carne viva.
El sueño está frente a tu horma, guiones e historietas
que locamente agita el corazón de todos, los de utilería.
Y porque no somos más que esos granujas del escarnio
ocultos en la garganta de los butacas y sus puñales.
Emergeré así del lecho y todo el resto es literatura,
repondré el corazón en el cemento,
para asumir el cortejo, tu lencería y sus cerrojos
Solo para que no salgas más de la pantalla, de estrella o de
de mi sombra y el jaque mate de mi séptima sepultura.
En la oscuridad me extrañaste un momento
y nunca fuimos duros bajo la luz del día.
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